SÓLO LOS NIÑOS Y LOS DUENDES SABEN
Sólo
los niños y los duendes saben
qué se oculta en las sombras
de las cosas,
o qué envuelve a las luces
más hermosas.
Los adultos se olvidaron, no
entienden
qué esconden las almas de los
armarios,
o qué habita las yemas de los
dedos,
cuando a tientas desatan los
enredos,
del amante que sueña
solitarios.
Una vez comprendí que una
baldosa
daba paso a un ejército de
duendes,
y era un puente a otra
realidad dichosa.
Pero no entraré, flotaré en
los bordes
de los sueños de mi alma
temblorosa.
Sólo pueden los niños y los
duendes.
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