lunes, 8 de noviembre de 2010

UTOPÍA

Tanta belleza herida que te hiere.
No como una espada, ni con ruido,
sino con un beso.
El beso dulce, devoto y civilizado,
de los palacios y los tiempos.
Tristeza, paisaje verde profundo.
Contra el mar,
un brillo que resiste,
allá donde la inspiración deja una nota
y los árboles recitan al viento,
poemas que cargan maletas vacías.

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