DESTIEMPO
Llegué a mi casa
a destiempo.
Y la descubrí vacía,
también a destiempo.
No supe imaginar,
o no pude.
Y cuando quise
ya fue a destiempo.
A destiempo llegó,
entre tanto desorden.
Lo intuí,
pero no llegué a verlo.
A contratiempo sentí:
su fragor,
y un cúmulo repentino
de salvajes emociones,
me precipitó en el caos.
Ese caos que desprende,
retazos de lo ignorado,
y que se atisba a través
de un gran desorden
creciente.
Es posible que otra vida
espere al doblar un
recodo,
no lo niego.
Más nada haré por
provocarla,
sería inútil,
otra farsa,
otro fracaso, otra
impostura.
Con la mía,
la verdadera impostura,
con esa tengo bastante.